Seguidores

lunes, 18 de abril de 2011


Y te ves ahí, sin pensar ya en nada, con esa felicidad y esa tranquilidad que en ocasiones te arrollan y te hacen sentir bien, en el centro de todo, sin envidias, celos o preocupaciones, sin saber de dónde procede esa especie de equilibrio cuya perfección te hace temer hasta el mero hecho de pronunciarlo. Te sorprende hasta qué punto puede ser rara y díficil esa delicadísima y mágica armonía, en la que tu mundo parece sonar de repente de la manera adecuada. Son instantes. Instantes que deberían vivirse en profundidad porque son inusuales.Y porque en ocasiones pueden concluir de repente sin que haya un auténtico motivo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario