''Sienta tan bien amar a los que amas que acaba por hacerte daño. 

 No sé como se sobrevive a eso, no. Sinceramente, no lo sé''.

Y te ves ahí, sin pensar ya en nada, con esa felicidad y esa tranquilidad que en ocasiones te arrollan y te hacen sentir bien, en el centro de todo, sin envidias, celos o preocupaciones, sin saber de dónde procede esa especie de equilibrio cuya perfección te hace temer hasta el mero hecho de pronunciarlo. Te sorprende hasta qué punto puede ser rara y díficil esa delicadísima y mágica armonía, en la que tu mundo parece sonar de repente de la manera adecuada. Son instantes. Instantes que deberían vivirse en profundidad porque son inusuales.Y porque en ocasiones pueden concluir de repente sin que haya un auténtico motivo. 

Como te acuestes, me acuesto

Como te mueras, te mato

Dejarse llevar

Suena demasiado bien.

Porque mi felicidad tiene nombre propio.

Escapa, que la vida se acaba, que los sueños se gastan,
 los minutos se marchan. 

Salta, que la calma te abraza, los momentos se pasan 
y se  te rompe el alma.