Me aplasta la hermosura
de los cuerpos perfectos,
las sirenas que ululan en las noches de fiesta,
los códigos de barras,
el baile de etiquetas.
Me arruinan las prisas y las faltas de estilo,
el paso obligatorio, las tardes de domingo
y hasta la línea recta.
Me enervan los que no tienen dudas
y aquellos que se aferran
a sus ideales sobre los de cualquiera.
Me cansa tanto tráfico
y tanto sinsentido,
parado frente al mar mientras el mundo gira.
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domingo, 9 de enero de 2011
Pasan los minutos. Pasan las horas. Pasa algún día. Ya ha hecho de todo. Pero resulta muy difícil escapar del propio silencio. Puedes escapar del ruido del río y del de las hojas al viento, pero el verdadero ruido está dentro de ti.
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